Con las fases lunares podemos ver los ocho rostros lunares así como la dinámica y fuerza del inconsciente. Si vemos la luz como claridad y conciencia, y vemos la oscuridad como la inconsciencia, o el poder de lo oscuro, podemos fácilmente representar una guerra simbólica de luz y oscuridad en estas ocho fases. En el novilunio reina el mundo de Hécate o Lilith, la Luna hechicera, el rostro de la madre terrible. Del otro lado, el plenilunio se le equipara muchas veces con la Diosa Diana, el rostro Luminoso de Jesod. Por lo tanto arquetipalmente es una guerra, una lucha entre luz y oscuridad, en que la Luna en 30 días, cada mes, muestra sus diferentes rostros: Las Mareas Astrales.
El Novilunio es la luna de Hécate.
Es la oscuridad, la ausencia de luz, por lo que podemos entenderla como magia negra, sombras, o el mal. El Dragón de los Qliphoth levanta sus múltiples cabezas, desde el reino de Hécate. Dentro del Cuarto Creciente continúa el reino de Hécate, pero si lo entendemos como un territorio, aquí empiezan a entrar o a emerger filamentos de luz. La luz suavemente se va introduciendo en la oscuridad. Pasamos del Novilunio como un mundo donde reina el mal, al Cuarto Creciente, donde comienzan a infiltrarse las Inteligencias Luminosas, pero todavía son minoría. En este primer cuarto se equiparan las fuerzas: el bien y el mal se confrontan en igualdad de condiciones y progresivamente la luz comienza su ascenso. Después del primer cuarto pasamos a la Luna Gibosa: comienzan a ser expulsados los rostros de sombras de la Luna y solamente queda un pequeño filamento de oscuridad. Se están replegando las sombras.
En el Plenilunio se da la victoria de la luz, es el mundo simbólico representado por la Diosa Diana, no queda rastro alguno de oscuridad. Es conciencia, Luz Blanca del Astral. Cuando pasamos a la fase Diseminante se da el proceso inverso que con la Luna Gibosa, ahora gradualmente comienzan a introducirse de forma casi imperceptible, pequeñas gotas de oscuridad, como puntos de corrupción. Todavía son pequeños y débiles, pero a medida que la oscuridad sigue avanzando llegamos al Último Cuarto donde nuevamente las fuerzas se equiparan.
Se da un equilibrio de fuerzas, para posteriormente en la fase Balsámica completarse la invasión de la oscuridad, expulsando todos los rastros de luz, hasta que nuevamente se da el reino de Hécate en el Novilunio o Luna Nueva.
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