La carta del Diablo Tarot está asociada al signo astrológico de Capricornio. El diablo, es tan dudoso en el carácter, nunca realmente representa el diablo ni tampoco representan las fuerzas del mal o la oscuridad. Por el contrario, la tarjeta de Diablo Tarot representa una parte de nosotros mismos.
La tarjeta del Diablo en el Tarot puede representar a nuestro humor travieso, nuestros impulsos primitivos, nuestros apegos o inflexible. Al igual que el de Capricornio, es ambicioso y motivado. Él puede ser impulsado por el materialismo, y al mismo tiempo, ser muy prácticos. En la lectura de Tarot, el Capricornio Diablo es un personaje determinado y cuando se fija una meta en algo que usted puede esperar que vaya a llegar a él.
En la lectura del Tarot tradicional, la carta del Diablo Tarot representa a menudo la necesidad de profundizar en los aspectos más oscuros de nuestra naturaleza. En este sentido, hay que ser plenamente conscientes de sí mismos. Uno debe estar dispuesto a examinar sus motivaciones y comportamientos. Al mismo tiempo, también se debe llegar a aceptar uno mismo. Esto incluye la aceptación de los defectos de carácter de uno y vulnerabilidades. En última instancia, el diablo nos enseña a comprender la humanidad en su totalidad, el bueno, el malo, cruel y el tipo.
El Capricornio diablo nos enseña una lección muy valiosa en la lectura de Tarot. Él nos recuerda que todos tenemos deseos de que puede parecer motivado o improductivas. Él nos enseña a perdonarnos a nosotros mismos y, al mismo tiempo, no ser esclavos de nuestros instintos. El Capricornio diablo es la clave de nuestra psicología. Él nos invita y nos muestra lo que realmente somos.
Al igual que el signo de Capricornio, hay una cualidad que perdona que venga con la tarjeta de Diablo Tarot. El Diablo es Capricornio ético y justo. Se entiende intuitivamente la gente y puede ser muy simpático. Es muy adaptable y puede caber en la mayoría de las situaciones.
El Capricornio diablo es social por naturaleza y por lo general tiene muchos amigos. Él disfruta de la vida, sobre todo en los placeres simples de las cosas.
Todo lo bueno se acaba