El Sistema Solar en su conjunto puede considerarse como un cuerpo del Logos. Cada plano de él, desde el físico más bajo al espiritual más elevado, está energizado y animado por esta vida y consciencia, tal como el cuerpo humano por la vida y la consciencia humanas.
Las propiedades de la materia en cada plano están proyectadas y desarrolladas por El en Su aspecto de Tercer Logos, la vida de todo plano y Reino, incluida la vida elemental invisible, deriva directamente del segundo Logo, y toda forma de autoconsciencia se origina en el Primer Logo.
El Padre único de todo emanan Siete grandes Seres, llamados Arcángeles o Logos Planetarios, inferiores únicamente a El mismo, pero superiores a todos los otros seres dentro del Sistema Solar. Cada uno de ellos preside una séptima parte de todo el sistema y es la cabeza suprema de uno de los siete esquemas de evolución.
Estos siete Seres son los verdaderos “Siete Gobernantes”, y no los globos a los que con frecuencia nos referimos en el plano físico. Son poderosas inteligencias espirituales que derivan su energía, vida y consciencia de la gran y central Vida Una de todo, el Logos Solar, manifestando cada una de ellas un modo diferente de ello según la clase de obra que tengan que realizar, el tipo de evolución sobre la cual tienen que presidir.
Cada uno de los siete Logos planetarios tiene a su cargo miles de millones de almas en todos los estadios de desarrollo, algunas todavía en el estadio elemental, mineral, vegetal o animal, algunas humanas como nosotros mismos, y otras almas más allá de lo humano.
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