Capricornio es un signo Cardinal y el primer elemento de los signos de Tierra. Por consiguiente, es la puerta de entrada al mundo de la materia del mundo físico. El trabajo de los Capricornio es el de elegir los materiales para construir obras en el mundo. A menudo, son arquitectos, maestros de obras e ingenieros. También aplican su talento a nivel social, instituyendo el marco físico para que funcione la sociedad.
Si a nivel espiritual están lo suficientemente avanzados, son los edificadores del Templo del Espíritu y de instituciones y fundaciones religiosas. Cuando hay malos aspectos en el signo, ello supone un gran peligro: la mala elección de materiales físicos para la construcción de sus obras. En caso de el nativo sea arquitecto, podemos suponer -por ejemplo-, que el edificio que ha construido se desplome; que los puentes se caigan, etc.
Cuando muchos planetas se encuentran en el signo, será señal de un sujeto entregado y volcado totalmente a las obras materiales; de este modo, todo en su vida -amores, afectos, etc.-, tendrá un gran tinte material. A nivel de proceso de creación, Capricornio está regido por Malkuth. A nivel cabalístico, pertenece al mundo de la acción. Capricornio, es el paso de los signos de Aire a los de Tierra. En los signos de Aire, se “piensa” el mundo. En Capricornio -primer elemento de Tierra-, se pasa a la acción: es el signo de los constructores de la sociedad.
Lo mismo da que sean constructores de obras -para hacer incluso los grandes pantanos-, que para hacer casas o para poner los primeros pilares de lo que ha de ser la futura sociedad.
Incluso, son los fundadores de los grandes bancos. Es decir: de todo aquello que está relacionado con la parte más material de nuestra existencia. Si en las etapas anteriores -tanto de fuego, como de agua como de aire-, supo distinguir lo positivo de lo negativo -excluyendo lo negativo y quedándose con lo positivo-, el individuo que se encuentra en la etapa de Capricornio será un constructor de obras duraderas.
Sin embargo, si no supo desligarse de los sentimientos y de las ideas negativas -y todavía lo arrastra-, es entonces el constructor al que se le derrumban las obras.
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